Por: Orlando de la Rosa Jacobo
01 de Agosto del 2009
01:20 pm
Me quedé sin aliento, sin apetito de más, agobiado por la angustia, inerte, exhausto; Ahogado en lágrimas, sin poder reír. Hastiado de la espera, sufriendo a borbotones, morí.
Sin deseos de continuar, hundido en la negrura de tu ausencia, me hago eco de la abstinencia, me convierto en sombra de la lujuria; Cenizas de un cuerpo que nunca existió.
Inmóvil, sereno, retrato de la locura. En busca del remedio de tus besos, movido por el desaliento, devoto a la pasión, animal sin sueños, perro sin dueño, dualidades sin ilustrar.
Piano sin tocar, acordes sin descubrir, raras armonías arrugadas en un viejo pentagrama; Título sin escribir, letras por descifrar, canción sin melodías, un cantor que no halla su voz.
Más que silencio, mudez, afonía del espíritu, reservado del alma; Sin nada que escribir, hablar está de más, viviendo contigo me quedé sin mí, no pude ser; Sin palabras.
01 de Agosto del 2009
01:20 pm
Me quedé sin aliento, sin apetito de más, agobiado por la angustia, inerte, exhausto; Ahogado en lágrimas, sin poder reír. Hastiado de la espera, sufriendo a borbotones, morí.
Sin deseos de continuar, hundido en la negrura de tu ausencia, me hago eco de la abstinencia, me convierto en sombra de la lujuria; Cenizas de un cuerpo que nunca existió.
Inmóvil, sereno, retrato de la locura. En busca del remedio de tus besos, movido por el desaliento, devoto a la pasión, animal sin sueños, perro sin dueño, dualidades sin ilustrar.
Piano sin tocar, acordes sin descubrir, raras armonías arrugadas en un viejo pentagrama; Título sin escribir, letras por descifrar, canción sin melodías, un cantor que no halla su voz.
Más que silencio, mudez, afonía del espíritu, reservado del alma; Sin nada que escribir, hablar está de más, viviendo contigo me quedé sin mí, no pude ser; Sin palabras.
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