Por: Orlando de la Rosa Jacobo
14 de noviembre del 2007
7:06 pm (Dia Int. De la Diabetes)
A mis pacientes:
Porque con ustedes he podido comprobar el valor de una sonrisa y los frutos de una buena conversación, lo importante de un pedacito de papel y a desarrollar sabiduría para discernir sobre cuando usar guantes o no, para no desperdiciar nada… pero nada.
Por ustedes prendí a no jugar con los baja lengua, pues en ocasiones se convierten en la férula perfecta para un esguince de falange. El poder restrictivo de un guante cuando de usa de torniquete y hasta llenarlos de agua para evitar las ulceras por decúbito en pacientes encamados.
Porque han permitido hacer de sus brazos un colador en mis tantos intentos de hacer venopunción para colectar sangre.
A los residentes:
Quienes día tras día, sin deseos de pisotearme o humillarme cuestionan mi conocimiento, me guían en mi aprendizaje y redireccionan mi enfoque médico cuando abandona los rieles de la objetividad.
Pero también a los que me han enseñado el poder de los rangos, porque me han regalado su mediocridad al no aceptar que no lo saben todo, estimulando cada día mi deseo de ser mejor, pero con humildad.
A las enfermeras:
Porque han sido mi mayor escuela de paciencia, tolerancia y humildad. Mi respeto a las que sin mucha educación en su historia hacen ciencia con un solo fin: El Bienestar del Paciente.
Sin embargo, condeno a aquella que no se inmuta ante el sufrimiento ajeno, que se hace mecánica en los procedimientos e irrespeta a los galenos con la soberbia que brinda los años de experiencia.
A mis compañeros: Porque me han brindado toda la comprensión del mundo, que me han ayudado a ser mejor colega, a desarrollar mis relaciones humanas y que de alguna forma u otra han compartido conmigo sus conocimientos.
A ustedes y a todos los que de una forma otra han contribuido en la formación de este humilde servidor de la salud sin reclamarme un solo centavo, lo único que puedo decir es GRACIAS…!!!
14 de noviembre del 2007
7:06 pm (Dia Int. De la Diabetes)
A mis pacientes:
Porque con ustedes he podido comprobar el valor de una sonrisa y los frutos de una buena conversación, lo importante de un pedacito de papel y a desarrollar sabiduría para discernir sobre cuando usar guantes o no, para no desperdiciar nada… pero nada.
Por ustedes prendí a no jugar con los baja lengua, pues en ocasiones se convierten en la férula perfecta para un esguince de falange. El poder restrictivo de un guante cuando de usa de torniquete y hasta llenarlos de agua para evitar las ulceras por decúbito en pacientes encamados.
Porque han permitido hacer de sus brazos un colador en mis tantos intentos de hacer venopunción para colectar sangre.
A los residentes:
Quienes día tras día, sin deseos de pisotearme o humillarme cuestionan mi conocimiento, me guían en mi aprendizaje y redireccionan mi enfoque médico cuando abandona los rieles de la objetividad.
Pero también a los que me han enseñado el poder de los rangos, porque me han regalado su mediocridad al no aceptar que no lo saben todo, estimulando cada día mi deseo de ser mejor, pero con humildad.
A las enfermeras:
Porque han sido mi mayor escuela de paciencia, tolerancia y humildad. Mi respeto a las que sin mucha educación en su historia hacen ciencia con un solo fin: El Bienestar del Paciente.
Sin embargo, condeno a aquella que no se inmuta ante el sufrimiento ajeno, que se hace mecánica en los procedimientos e irrespeta a los galenos con la soberbia que brinda los años de experiencia.
A mis compañeros: Porque me han brindado toda la comprensión del mundo, que me han ayudado a ser mejor colega, a desarrollar mis relaciones humanas y que de alguna forma u otra han compartido conmigo sus conocimientos.
A ustedes y a todos los que de una forma otra han contribuido en la formación de este humilde servidor de la salud sin reclamarme un solo centavo, lo único que puedo decir es GRACIAS…!!!
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