
Por Orlando de la Rosa Jacobo
06-dic-06 07:20 pm
Aquí detrás, sólo a butacas de distancia me enamoré de ti. Fui capaz de dejar detrás los prejuicios y empecé a querer. Y aunque ni me miras, soy fiel a la ilusión que se alimenta de ti cada día.
Rara aleación de una tierna y dulce Ingenuidad con ese carácter sobrio e imponente, acompañado de aroma y aspecto sin igual. Capaz de voltear los ojos de cualquier varón sobre la tierra.
Quién diría que en esa belleza que deslumbró mi mirada desde aquel día en que tu aura impregnó mis ojos de la más dulce sensación, encontraría mi alma el remanso donde habitaría mi esperanza.
Y aunque te sé como un imposible, te encuentro a diario en mis sueños, dándome la felicidad que tanto anhelo. Por eso es tan difícil despertar, porque nunca quiero dejar detrás tus labios.
Y el saberte como imposible es lo que me obliga a utilizar esta máscara. Perdona el atrevimiento, pero no aguanté más el tormento de tenerte tan lejos y preferí aunque sea en letras decirte lo que siento.
Ahora me marcho, pues me dispongo a soñar. Espero volver a tenerte, y si soñando es como voy a verte, prefiero vivir dormido, y darle a mi alma el regocijo de estar para siempre contigo.
06-dic-06 07:20 pm
Aquí detrás, sólo a butacas de distancia me enamoré de ti. Fui capaz de dejar detrás los prejuicios y empecé a querer. Y aunque ni me miras, soy fiel a la ilusión que se alimenta de ti cada día.
Rara aleación de una tierna y dulce Ingenuidad con ese carácter sobrio e imponente, acompañado de aroma y aspecto sin igual. Capaz de voltear los ojos de cualquier varón sobre la tierra.
Quién diría que en esa belleza que deslumbró mi mirada desde aquel día en que tu aura impregnó mis ojos de la más dulce sensación, encontraría mi alma el remanso donde habitaría mi esperanza.
Y aunque te sé como un imposible, te encuentro a diario en mis sueños, dándome la felicidad que tanto anhelo. Por eso es tan difícil despertar, porque nunca quiero dejar detrás tus labios.
Y el saberte como imposible es lo que me obliga a utilizar esta máscara. Perdona el atrevimiento, pero no aguanté más el tormento de tenerte tan lejos y preferí aunque sea en letras decirte lo que siento.
Ahora me marcho, pues me dispongo a soñar. Espero volver a tenerte, y si soñando es como voy a verte, prefiero vivir dormido, y darle a mi alma el regocijo de estar para siempre contigo.
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